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Encyclopédie internationale
des histoires de l’anthropologie

Desafíos de un proyecto político-académico en la Patagonia. Entrevista a Claudia Briones en el contexto de los setenta años de la revista Runa

Claudia N. Briones

Instituto de Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio (IIDyPCa); Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y Universidad Nacional de Río Negro (UNRN). Bariloche, Argentina.

Mariela Eva Rodríguez

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) – Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Instituto de Ciencias Antropológicas, Sección Etnología, Argentina.

2024
Pour citer cet article

Briones, Claudia N. & Mariela Eva Rodríguez, 2024. “Desafíos de un proyecto político-académico en la Patagonia. Entrevista a Claudia Briones en el contexto de los setenta años de la revista Runa”, in Bérose - Encyclopédie internationale des histoires de l'anthropologie, Paris.

URL Bérose : article3635.html

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À l’occasion de la célébration de ses 70 ans, la revue Runa. Archivo para las Ciencias del Hombre a consacré en 2022 un numéro spécial à l’histoire de la revue et de l’anthropologie en Argentine. En concertation avec Virginia Manzano (directrice de l’Instituto de Ciencias Antropológicas de la Universidad de Buenos Aires et actuelle directrice de Runa), et les directrices du numéro spécial, Mariela Eva Rodríguez (CONICET, UBA) et Ana Cecilia Gerrard (Universidad Nacional de Tierra del Fuego), Bérose republie une sélection d’articles significatifs pour l’histoire de l’anthropologie.

Résumé : Claudia Briones revient dans cet entretien sur son parcours scientifique, de l’Université de Buenos Aires à l’Université nationale de Río Negro, ainsi que sur les défis posés par la création de la licence en sciences anthropologiques. À partir de quatre articles publiés dans la revue entre 1985 et 2007 (dont deux coécrits), elle passe en revue les articulations entre l’enseignement, la recherche, l’administration de la recherche et la vulgarisation de l’anthropologie. En tenant compte de son expérience et de son itinéraire intellectuel, qui couvre des préoccupations et des engagements liés aux luttes du Peuple Mapuche-Tewelche, elle interroge les dénominations qui cristallisent les processus et réfléchit aux divergences qui surgissent dans la coexistence, en relation avec les propositions des peuples indigènes sur la manière d’ être ensemble en étant autres (qui renvoient à l’ interexistence plutôt qu’à l’ interculturalité). Elle se demande pourquoi certaines de leurs revendications politiques ne sont pas entendues ou sont invisibles, tandis que d’autres sont criminalisées.

Mariela E. Rodríguez : La invitación para reflexionar sobre los setenta años de la revista Runa. Archivo para las Ciencias del hombre es también una invitación para pensar sobre la historia de la Antropología en Argentina, particularmente en la Universidad de Buenos Aires, que no puede entenderse descontextualizada de lo que ocurre y ha ocurrido en otras universidades ; no solo de nuestro país. Mientras íbamos recibiendo los artículos y ensayos libres que integran el dossier por los setenta años de la revista Runa. Archivo para las Ciencias del Hombre, notamos con Ana Cecilia Gerrard —coeditora de este número especial de Runa— percepciones y definiciones muy diferentes acerca de lo que se entiende por Etnología y también sobre quiénes serían los supuestos etnólogos y etnólogas. Paradójicamente, este parece ser un rótulo que en el presente nadie —o casi nadie— utiliza en términos autoadscriptivos en Argentina, en parte porque es un término que tiene una carga densa, negativa, asociada a la gestión de Marcelo Bórmida en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, particularmente durante la última dictadura militar (1976-1983). Considerando tu trayectoria académica desde que eras estudiante ¿cuál es tu percepción sobre este asunto de los rótulos ? ¿Cómo se terminaron definiendo los nombres y especialidades de las secciones, particularmente de la sección Antropología Social y la sección Etnología y Etnografía ?

Claudia Briones : Antes de la reforma del plan de estudios en 1985, estaba vigente el plan de 1976. Yo entré a Antropología en 1977 y estudié con este plan, que incluía unas siete u ocho materias de historia y tenía tres orientaciones : Arqueología, Etnología y Folklore. Teníamos en aquel entonces cuatro años comunes, más uno de ingreso, y recién en el último año elegíamos la orientación. Fueron años en que circulaban amenazas permanentes de que iban a cerrar la carrera, que Antropología pasaría a ser solo para estudios de posgrado y había cupo para el ingreso. Creo que de treinta estudiantes por año. Desde el principio tuve vocación por el trabajo etnográfico y así fue como elegí la orientación Etnología, tal como figura en mi título : “Licenciada en Ciencias Antropológicas con orientación Etnología”.

Poco antes de recibirme, en 1982, Sandra Siffredi y Edgardo Cordeu crearon el Centro de Antropologías Especiales, el CEANES. Yo había tenido primero una asistencia de investigación en el Instituto de Ciencias Antropológicas, que luego se transformó en un cargo de Ayudante de Segunda Categoría (ayudante alumna de Etnografía Americana y Argentina I, la materia que entonces dictaban Sandra y Raquel González). Así que me sumé al CEANES cuando me recibí. No recuerdo bien, pero calculo que el CEANES no tenía inicialmente espacio físico ; porque cuando obtuve la Beca de Iniciación del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), en 1983, mi lugar de trabajo fue el Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti. Me habían ubicado en una zona que se llamaba “La galería de las sonrisas”, cuyo nombre hacía alusión a las decenas de vitrinas con cráneos que estaban allí. El CEANES funcionaba en el edificio de 25 de Mayo, en el microcentro, en una salita pequeña a la que se ingresaba a través del salón de actos que está en planta baja. Al fondo, hacia la derecha, había una puertita que daba a dos habitaciones y un baño. Ahí estaba. En todo caso, la creación del CEANES fue, justamente, un modo de apartarse de la tradición que venía de Marcelo Bórmida y del Centro Argentino de Etnología Americana (CAEA) ; un camino para tomar distancia de las herencias nefastas y de la idea de que todxs aquellxs que trabajaban con pueblos indígenas eran no solo etnólogos, sino además, etnólogos fascistas. Además de Sandra y Edgardo, estábamos en el CEANES Miguel Olivera, Guadalupe Barúa y yo, entre otros. También Hugo Trinchero perteneció un tiempo al centro cuando regresó al país.

Con el regreso a la democracia, las cosas en la carrera y en el Instituto se fueron, por suerte, reacomodando. Empezó a hacerse más visible la impronta de la Antropología británica. Esta impronta tenía que ver, en parte, con la formación de colegas que pudieron regresar a la carrera, como por ejemplo Mauricio Boivin, que había hecho su maestría en el Reino Unido. El Instituto queda organizado por subdisciplinas y se crea entonces la Sección Antropología Social, aunque no creo que haya sido idéntica a esa Antropología que le sirvió de inspiración. El CEANES pasó entonces a ser la Sección Etnología y Etnografía del Instituto de Ciencias Antropológicas (ICA). Cuando la facultad se mudó a la calle Puán, ya había cambiado su nombre. La sección de Etnología y Etnografía fue dirigida en ese entonces y durante muchos años por Sandra Siffredi y, posteriormente, por Pablo Wright, que continúa hasta la actualidad. Quienes trabajábamos con pueblos indígenas quedábamos mayormente adscriptos en esta última sección.

Mariela E. Rodríguez : Las cosas han cambiado… Hace unos años esa sección pasó a llamarse solo Etnología. Paradójicamente, entre los temas que se investigan —que son muy variados— son pocas las personas que trabajan con pueblos indígenas y, a su vez, este tema está presente también en las otras cuatro secciones del instituto, con distintas intensidades. La etnografía, por su parte, recuperó terreno y se desligó de las cargas negativas que tuvo en otras épocas. Las fronteras se han vuelto porosas, evidentemente. Runa también ha ido cambiando según el perfil de lxs distintxs directorxs que, hasta el presente, cumplen ambas funciones : dirigir la revista y también el ICA. El cambio más notable ocurrió en 1984, cuando entre las reformas impulsadas por Ana María Lorandi se crearon las secciones de Antropología Social y Etnohistoria. Ella era la directora en 1985, cuando publicaste con Miguel Olivera el artículo “Che Kimín. Un abordaje a la cosmo-logica mapuche”, en el volumen XV. Este volumen está subdividido en tres apartados : uno que combina Etnología y Folklore —en el que se encuentra el artículo de ustedes—, Arqueología y Antropología Biológica.

Al revisar el corpus completo de la revista encontramos que hay otros tres artículos tuyos. El segundo, “Con la tradición de todas las generaciones pasadas gravitando sobre la mente de los vivos : Usos del pasado e invención de la tradición”, se encuentra en el volumen XXI de 1994. Este fue coordinado por Sandra Siffredi y está integrado por diecisiete artículos sin subdivisiones internas. El tercero, “Mestizaje y blanqueamiento como coordenadas de aboriginalidad y nación en Argentina”, está en el volumen XXIII del año 2002 —cuando Carlos Herrán era director—, que salió con un intervalo de siete años respecto al anterior. El último artículo que publicaste en Runa, “La ‘Conquista del desierto’ desde perspectivas hegemónicas y subalternas”, lo escribiste con Walter Delrio en el 2007 (volumen XXVII). Tomando estos cuatro trabajos como referencia, me pregunto cuánto cambió tu pensamiento desde aquel de 1985 hasta el presente. A su vez, hay temas y preocupaciones que aún te inquietan, como por ejemplo las reflexiones que compartiste hace casi veinte años en “Mestizaje y blanqueamiento” que, a pesar de su brevedad, contextualiza muy bien un tema que había sido poco trabajado en las investigaciones antropológicas en Argentina.

Claudia Briones : Recuerdo que tener aquel volumen de Runa de 1985 en la mano —donde escribimos el artículo con Miguel— fue una gran emoción, porque era la primera vez que publicábamos en una revista. En esa época, en los informes de CONICET teníamos que presentar los artículos completos, entonces había que crear o inventar separatas, para que la presentación no fueran solo fotocopias. Esto implicaba descuartizar algunos de los números de la revista Runa para que cada cual tuviera su artículo en el informe. En la época en la que terminamos la licenciatura, los lugares a los que aspirábamos a publicar eran Runa, los Cuadernos del INA (actualmente INAPL) y la revista Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología (SAA). También eran lugares a los que acudíamos para buscar artículos y referencias bibliográficas, sobre todo en los números antiguos. Tanto en la época de estudiantes como después de graduarnos, íbamos al Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti y buscábamos en ficheros temáticos. Pensándolo a la distancia, era una forma bastante precaria de identificar qué queríamos leer. Los volúmenes de Runa, en general, eran fáciles de localizar ; otras publicaciones, en cambio, eran más difíciles de encontrar. En cualquier caso, Runa era una figura muy presente.

Los recursos que teníamos en los años ochenta para pensar eran terriblemente limitados. Los temas que abordamos en el artículo de 1985 los abandoné. Sin embargo, analizando ese recorrido en retrospectiva, es interesante que ahora la realidad te impone algunos de esos temas, pero los impone de otro modo. Es decir, el despliegue de algunos de los contenidos, que podrían ser asociados a una reconstrucción etnológica clásica, son utilizados en la actualidad como insumos para los argumentos políticos planteados por los mapuches y mapuche-tewelches ; es información que contribuye a mejorar esos argumentos en situaciones de litigio. En el presente tenemos muchas más opciones y lugares desde los cuales pensar sobre estas cuestiones, pero en aquel momento era diferente. Es que yo cursé la licenciatura entre 1977 y 1983, durante la dictadura militar ; censura y exilios mediante, los contenidos de los programas solían excluir a muchos autores y publicaciones y había temas que prácticamente no se trataban. Comencé a sentirme cada vez más incómoda con la perspectiva de ese primer trabajo y, poco después, me di cuenta de que no podía profundizar mucho más en las reflexiones que iban por ese lado, que había una suerte de techo para lo que yo podía decir sobre cuestiones que hacen a la privacidad cultural, lo cual me llevó progresivamente a involucrarme en los estudios étnicos y en los debates en torno a la identidad. Fue un camino lento que, en todo caso, fue siguiendo el mismo proceso de lucha que lleva adelante el Pueblo Mapuche-Tewelche por el reconocimiento de sus derechos, así como sus intereses, preocupaciones y cuestionamientos a la Antropología.

Mariela E. Rodríguez : Ese recorrido —que alterna tiempos lentos y aceleramientos— te condujo entre 1991 y 1994 a Estados Unidos, gracias a una beca Fulbright que te permitió completar el doctorado en la Universidad de Texas, en Austin. ¿Qué implicó esta experiencia en relación con los temas que ya venías investigando ? ¿Qué otros intereses se sumaron ? Entre dichos intereses se encuentran los Estudios Culturales y las discusiones sobre racialidad ¿Hubo resistencias en el ámbito local ante estos —y otros— temas de discusión, categorías y enfoques a los que te fuiste acercando ?

Claudia Briones : Lo que me permitió la experiencia de Estados Unidos fue abrirme en muchas más direcciones, sin duda. Una de estas direcciones fue incorporar seriamente la idea de la contextualización. En lugar de buscar la definición genérica de etnicidad —que era la perspectiva desde los estudios étnicos—, me permitió pensar en los procesos y contextos históricos y cómo estos producían distintas etnicidades. Luego siguió mi interés en la aboriginalidad —discusión que se origina en Australia—, que derivó en las reflexiones sobre las formaciones (nacionales y provinciales) de alteridad.

Los Estudios Culturales, por otra parte, han sido importantes en mi formación, ya que estas lecturas habilitaron otras reflexiones. Solo para ilustrar contaré una anécdota. Hace poco, Eduardo Restrepo me invitó a participar en un encuentro con lxs estudiantes de la maestría de Estudios Culturales Latinoamericanos de la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia. La maestría tiene un sistema en el que, previamente, les hacen leer varias publicaciones de las personas invitadas e investigar sobre sus trayectorias académicas. Eduardo suele bromear diciendo que yo hago Estudios Culturales, ante lo cual suelo responder que lo que hago es Antropología ; una Antropología obviamente informada por los Estudios Culturales y por otras áreas de estudio. Les contaba a lxs estudiantes que en la bibliografía de los cursos que enseño incluyo textos de Stuart Hall, y que suelo hablar de “papá Hall”, lo cual les hizo reír mucho. Cuando regresé al país, en Antropología no se leía este autor. Agradezco sus lecturas, que me han instalado una suerte de reflejos para pensar. Hall puso en palabras reflexiones y análisis que yo venía elaborando, o sintiendo, pero que no podía poner en palabras tan claramente como él lo hizo. Aún sigue estando entre mis autores de cabecera y, más allá de las bromas, algo que aprendí de “papá Hall” es que no es necesario poner demasiada energía para pelear por los rótulos. Sí me enoja cuando los rótulos son peyorativos o encasillan en lugares fijos ; pero lo que importa es que unx pueda continuar su propia búsqueda en cada momento. No importa si la gente piensa que hago Etnología o Estudios Culturales.

Cuando volví de Estados Unidos, me acuerdo que el problema era mi interés en los estudios raciales, porque algunas personas suponían que eso fomentaba el racismo. Otro de los problemas lo generó mi involucramiento en el análisis crítico del discurso. Las acusaciones en este caso eran que el análisis discursivo no tenía que ver con la Antropología. Sinceramente, volviendo a la pregunta de inicio, no me han importado ni me importan mucho los rótulos. Es una lástima quedarse congelados en las clasificaciones, como también es una lástima cristalizar lecturas. Lo importante es continuar actualizándolas permanentemente ; leer y leer, no permanecer ajenxs a lo que se discute en diversos temas de interés para la Antropología y, sobre todo, buscar aperturas que nos permitan dar cuenta de las realidades que nos toca acompañar, confrontar, analizar.

Mariela E. Rodríguez : Imagino que todas esas lecturas han sido un insumo fundamental al momento de pensar el programa de estudios de la carrera de Antropología en la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) ¿Qué implicó la mudanza a Bariloche en un contexto tan particular, en el que te encontraste frente al desafío de participar en la creación de la licenciatura, en una universidad que también estaba dando sus primeros pasos ? Más concretamente, al comparar las experiencias de trabajar en una universidad nueva, periférica, y el haberlo hecho anteriormente en la UBA —reconocida por su prestigio y antigüedad, pero también por su enorme tamaño y por estar localizada en la capital del país— ¿Cómo se viven las relaciones centro-periferia en el ámbito académico desde la UNRN ?

Claudia Briones : La instalación en Bariloche se puede leer en muchos niveles, ya que son recorridos profesionales, existenciales… de todo tipo. Podría decir que yo “me crié” en la UBA ; pasé ahí casi toda mi vida. Pienso que solo te das cuenta del ubacentrismo, de cierto ombliguismo que dificulta prestar atención a lo que pasa en otras universidades, cuando te alejas. Yo debo haber sido ubacéntrica también, sin ninguna duda. De todos modos, más allá de este comentario, le agradezco a la UBA tantísimas cosas y, entre los aprendizajes, también supimos que había cuestiones que podían ser diferentes. Concretamente, al momento de imaginar cómo sería la carrera de Antropología en la UNRN, la experiencia en la UBA nos permitió pensar un programa de estudios diferente y mejorar —creo— algunas cuestiones ; nos ayudó a saber más claramente hacia dónde queríamos ir. Por ejemplo, cuando nos tocó elegir el nombre de la especialización, optamos por llamarla Antropología Sociocultural. Otro ejemplo es que, como esta es una universidad chica, cambiar el plan de estudios es algo factible ; no implica discusiones eternas. Los profesores somos pocos —porque también hay menos estudiantes— y estamos a cargo de muchas materias, lo cual nos obliga a actualizarnos permanentemente en temas muy diferentes, para que los programas cuenten con la mejor literatura, que diversifiquen lecturas y que éstas no se repitan.

A su vez, vivir en la Patagonia —y no solo visitarla para hacer trabajo de campo— me llevó a reflexionar desde otra posición sobre el centralismo porteño. Históricamente, en nuestro país las provincias batallaron contra la preponderancia de la Capital Federal, ahora Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Sin embargo, recreamos ese centralismo de diferentes maneras. Por un lado, se espera que las universidades nacionales localizadas en las provincias atiendan cuestiones locales, que es lo que terminamos haciendo, ya que las demandas son numerosas y directas. Sin embargo, además del compromiso con las cuestiones locales, ¿por qué se desestima la posibilidad de investigar en otros lados ? ¿Por qué la UNRN tiene que abocarse solo a las cuestiones de Río Negro y la Universidad de San Juan a lo que ocurre en dicha provincia, mientras que quienes trabajan en la UBA pueden abordar temas más allá de Buenos Aires ? ¿No es eso un modo de colonialismo interno ? He discutido este asunto con el rector en reiteradas ocasiones. Evidentemente, el centralismo porteño también se recrea o incentiva desde los márgenes. Dipesh Chakrabarty (2000) menciona que la ignorancia de los historiadores europeos sobre lo que ocurre fuera de Europa no parecería afectar la calidad de sus trabajos, pero que tal cosa no es viable a la inversa, ya que los historiadores del Tercer Mundo no podemos permitirnos una igualdad o simetría de ignorancia sin correr el riesgo de parecer anticuados o bien superados. Retomando estas discusiones de los Estudios Subalternos, Gustavo Lins Ribeiro (2006) habla del cosmopolitismo provinciano y del provincialismo cosmopolita. Esto es algo que también pasa en el interior del país. Sólo que, como yo hago genealogía desde América Latina, prefiero hablar de colonialismo interno, tal como planteó Pablo González Casanova (1963) desde México.

Mariela E. Rodríguez : Recuerdo entre las conversaciones que tuvimos en el 2008 —cuando me tocó decidir si me sumaría al grupo que partiría hacia Río Negro para crear la carrera de Ciencias Antropológicas—, que una de las motivaciones centrales era acompañar, desde cerca, a las comunidades y organizaciones indígenas y, a su vez, contribuir no solo como antropólogas y antropólogos, sino también en la formación de intelectuales indígenas. Es decir, era un proyecto político-académico. Más de una década después, ¿cuál es el balance ?

Claudia Briones : Instalarnos en Río Negro tenía una connotación particular : implicaba estar permanentemente en la Patagonia ; una región a la que siempre habíamos estado vinculados. Tal como decís, radicarnos en el sur fue también, y continúa siendo, una forma de compromiso con las luchas de los pueblos indígenas. Las expectativas que teníamos fueron cumplidas ampliamente y, como ilustración, quizás alcanza con decir que actualmente hay colegas mapuches que integran el sistema de Ciencia y Técnica, que estudiaron en la UNRN.

Por otro lado, al día de hoy, continuamos abriendo espacios desde la universidad. Entre las demandas locales, cada vez surgen más pedidos para realizar informes técnicos y peritajes, y casi siempre son tareas a realizar con urgencia. Hemos ido aprendiendo de la experiencia de otras personas y, en algún momento, consideramos que era necesario armar redes y sistematizar los peritajes, para jerarquizarlos y darles visibilidad. Así fue que creamos la Especialización en Peritajes Antropológicos, que aún no comenzó debido a la pandemia. Por eso durante todo 2020, con María Eva Muzzopappa —con quien vamos a codirigir la especialización— organizamos una serie de charlas llamada “Experiencias en peritajes antropológicos”. La novedad de esta propuesta es que, además de las materias nucleares, la especialización tendrá durante todo el año una clínica orientada hacia la práctica, que incluirá talleres de escritura jurídica —un mundo otro para las Ciencias Sociales y las Humanidades—, analizar peritajes ya realizados para reflexionar y proponer alternativas y, también, acompañar a quienes estén haciendo peritajes. El trabajo final de la especialización se defenderá ante un tribunal, a modo de presentación de un testimonio experto bajo sistema acusatorio, como hay en Río Negro, que será interrogado por docentes que harán de defensor, fiscal o juez. Por eso, una de las materias es sobre lenguajes y estructuras jurídicas, que apunta a conocer los circuitos, los juzgados, las apelaciones, los vocabularios mínimos, etc.

Mariela E. Rodríguez : Ya en el cierre de esta breve entrevista orientada por el contexto de la publicación del dossier sobre los setenta años de Runa ¿cómo se vinculan en tu vida cotidiana las tareas de gestión, investigación, docencia y extensión ? Y, por último, ¿Cuáles son tus expectativas sobre las Ciencias Antropológicas frente a las demandas sociales y, particularmente, en relación con las luchas de los pueblos indígenas ?

Claudia Briones : La verdad es que, así como veo eso de rotular qué tipo de Antropología hacemos más como un corset que como algo que contribuya a pensar mejor y adecuarnos a los desafíos explicativos que distintos eventos y situaciones nos plantean, tampoco encuentro en la práctica formas inequívocas de separar las tareas de docencia, investigación, gestión, transferencia o extensión. Lo que quiero decir es que, cuando vamos involucrándonos en los campos en que nos toca trabajar, las demandas para implementar proyectos de extensión acaban dando insumos increíbles para la investigación, y viceversa, porque esas demandas no surgirían si nuestros interlocutores no reconocieran algo valioso en nuestras trayectorias de investigación. A su vez, esas dinámicas pueden hacer que surjan demandas específicas en términos de docencias extracurriculares y, del mismo modo, que las aperturas que esos caminos muestran te lleven —por ejemplo— a comprometerte a través de tareas de transferencia o a institucionalizar y gestionar nuevos espacios de formación, como nos pasó con los recorridos que nos fueron llevando a proponer la Especialización en Peritajes Antropológicos.

Por lo demás, como decía, al menos mi recorrido académico y profesional siempre estuvo fuertemente marcado por los caminos tomados por las luchas mapuche-tewelche. En este momento, entonces, lo que más me preocupa es poder encontrar gramáticas de análisis que den cuenta mejor de lo que sigue quedando inaudible e invisible de sus reivindicaciones, incluso entre sectores que de algún modo empatizan con las superficies de emergencia de sus reclamos y con los cuales es posible que articulen políticamente ; sea para disputar el megaextractivismo, para cuestionar procesos de patrimonialización, sea para demandar derechos sexo-genéricos. Por eso me interesa dar densidad a los desacuerdos que surgen en la convivencia, a las propuestas concretas que ciertas comunidades y organizaciones están haciendo respecto a cómo ser juntos siendo otros en distintas dimensiones de la vida en común. Y esto implica prestar atención a qué significa demandar interexistencia, más que interculturalidad ; prestar atención a qué es lo que hace que no solo ciertas demandas sean inaudibles, sino a qué es lo que hace que ciertas formas de demandar sean insidiosamente criminalizadas. Desde estas inquietudes vengo pensando, así que si hubiera un próximo artículo mío en Runa, seguramente trabajaría estas cuestiones.

Referencias bibliográficas

Briones, C. & M. A. Olivera, 1985. “Che Kimün. Un abordaje a la cosmo-logica mapuche”, Runa. Archivo para las Ciencias del Hombre, 15, p. 43-81.

Briones, C., 1994. “Con la tradición de todas las generaciones pasadas gravitando sobre la mente de los vivos : Usos del pasado e invención de la tradición”, Runa. Archivo para las Ciencias del Hombre, 21 (1), p. 99-129.

Briones, C., 2002. “Mestizaje y blanqueamiento como coordenadas de aboriginalidad y nación en Argentina”, Runa. Archivo para las Ciencias del Hombre, 23 (1), p. 61-68.

Briones, C. & W. Delrio, 2007. “La ‘Conquista del desierto’ desde perspectivas hegemónicas y subalternas”, Runa. Archivo para las Ciencias del Hombre, 27 (1), p. 23-48.

Chakrabarty, D., 2000. Provincializing Europe : Postcolonial Thought and Historical Difference. Chicago, The University of Chicago Press.

González Casanova, P., 1963. “Sociedad Plural, Colonialismo Interno y Desarrollo”, América Latina, 6 (3), p. 15-32.

Lins Ribeiro, G., 2006. “World Anthropologies : Cosmopolitics for a new global scenario in Anthropology”. Critique of Anthropology, 26 (4), p. 363-386.

Biografías
Claudia N. Briones es Doctora en Antropología por University of Texas (Austin, Estados Unidos) y Licenciada en Ciencias Antropológicas por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Es Investigadora Principal del CONICET y profesora de la UNRN en el IIDyPCa. Vinculada a las luchas del Pueblo Mapuche-Tewelche, investiga sobre la expresión y reconocimiento de subjetivaciones cívicas socioculturalmente diversas en la Patagonia norte. Es autora de Conflictividades Interculturales : Demandas Indígenas como crisis fructíferas (Calas, 2019) ; editora de Parentesco y Política : Topologías indígenas en la Patagonia (UNRN, 2016) en coautoría con Ana M. Ramos, y de Cartografías Argentinas. Políticas Indigenistas y Formaciones Provinciales de Alteridad (Antropofagia, 2008, Segunda Edición) y autora de La alteridad del “Cuarto Mundo”. Una deconstrucción antropológica de la diferencia (Ediciones del Sol, 1998).

https://www.researchgate.net/profile/Claudia-Briones
https://www.researchgate.net/profile/Claudia-Briones
briones@unrn.edu.ar
https://orcid.org/0000-0002-9379-7033

Mariela Eva Rodríguez es Doctora en Literatura y Estudios Culturales por Georgetown University (Washington DC, Estados Unidos), Magister en Literatura Hispanoamericana por University of Notre Dame (Estados Unidos) y Licenciada en Ciencias Antropológicas por la FFyL de la UBA. Es Investigadora Adjunta del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y Profesora Adjunta de la Licenciatura en Ciencias Antropológicas de la UBA. Junto a otras colegas fundó la Red de Información y Discusión sobre Arqueología y Patrimonio (RIDAP http://www.ridap.org/) y el Grupo de Estudios sobre Memorias Alterizadas y Subordinadas (GEMAS https://gemasmemoria.com/), en cuyo marco coeditó el libro Memorias fragmentadas en contexto de lucha (2020, Teseo) con Ana M. Ramos.
https://www.researchgate.net/profile/Mariela-Rodriguez-6
https://conicet.academia.edu/MarielaEvaRodriguez
marielaeva@gmail.com
https://orcid.org/0000-0001-6715-4379

Resumen : En el marco del septuagésimo aniversario de la revista Runa. Archivo para las Ciencias del Hombre, Claudia Briones reflexiona en esta entrevista sobre su trayectoria desde la Universidad de Buenos Aires hacia la Universidad Nacional de Río Negro, y los desafíos implicados en la creación de la carrera de Ciencias Antropológicas. Tomando como punto de partida cuatro artículos publicados en la revista entre 1985 y 2007 (dos de ellos en coautoría), repasa las articulaciones entre docencia, investigación, gestión y extensión. A partir de un itinerario intelectual que recorre preocupaciones y compromisos entrelazados con las luchas del Pueblo Mapuche-Tewelche, cuestiona los rótulos que cristalizan procesos y reflexiona sobre los desacuerdos que surgen en la convivencia, sobre las propuestas de los pueblos indígenas respecto a cómo ser juntos siendo otros —las cuales apuntan a la interexistencia, más que a la interculturalidad— y se pregunta por qué algunas de sus reivindicaciones políticas son inaudibles o invisibles, mientras que otras demandas son criminalizadas.
Palabras claves : Instituto de Ciencias antropológicas, etnología, pueblo Mapuche-Tewelche, Universidad Nacional de Río Negro, peritaje antropológico

Desafios de um projeto político-acadêmico na Patagônia. Entrevista com Claudia Briones no contexto dos setenta anos da revista Runa
Resumo : No marco do 70º aniversário da revista Runa. Archivo para las Ciencias del Hombre, Claudia Briones reflete, nesta entrevista, sobre sua trajetória desde a Universidad de Buenos Aires até a Universidad Nacional de Río Negro, e os desafios envolvidos na construção do curso de Ciências Antropológicas. A partir de quatro artigos publicados na revista entre 1985 e 2007 (dois deles em coautoria), ela revisa as articulações entre ensino, pesquisa, gestão e extensão. Partindo de um itinerário intelectual que abrange preocupações e compromissos imbricados com as lutas do Povo Mapuche-Tewelche, ela questiona os rótulos que cristalizam processos e reflete sobre as divergências que surgem na convivência, em relação às propostas dos povos indígenas sobre como ser juntos sendo outros —que apontam para a interexistência, mais que para a interculturalidade— e se pergunta por quê algumas das suas reivindicações políticas são inaudíveis ou invisíveis, enquanto outras demandas são criminalizadas.
Palavras chaves : Instituto de Ciências antropológicas, etnologia, povo Mapuche-Tewelche, Universidad Nacional de Río Negro, perícia antropológica